“La curiosidad mató al gato”. Una cosa son los refranes y otra la realidad, y ésta nos dice que la curiosidad es lo que nos alimenta, nos permite aprender y conocer, y eso nos mantiene vivos. Por eso en este post os traemos todo un canto a la vida: la curiosidad que nos dan esas tiendas desde fuera, tiendas llamativas que invitan a entrar.
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Repetto es sinónimo de glamour, lujo y belleza, algo que plasman en la entrada de sus establecimientos por todo el mundo. El antiguo taller, el primer local originario, próximo a la Ópera de París, y en el que elaboraba las míticas zapatillas de ballet la italiana Rose Repetto es, hoy en día, un lujoso establecimiento que provee de prendas y calzado exquisito al mundo del ballet, al tiempo que se ha reinventado traspasando esta influencia al Prêt à Porter, con colecciones propias, y a la Alta Costura con colaboraciones para casas como Chanel o Kenzo. Amén de sus famosas bailarinas, popularizadas por rostros como Brigitte Bardot. Toda esta historia y esta vida acumulada son aprovechadas por Repetto para configurar bellos escaparates y, además, para decorar la boutique parisina con un arco entero de rosas y pétalos a su entrada. Toda una invitación a conocer su interior.
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La belleza no solo está en el interior, como nos contaba Disney. Otro ejemplo de que la belleza externa es un reflejo de lo bello que podemos encontrar en el interior de una tienda o comercio es el caso del Cafe Mistral, ubicado en la ciudad belga de Amberes. Con un toque rústico y florido, la disposición de una de sus fachadas recuerda a una granja o campiña francesa. Esa sencillez en los elementos decorativos escogidos capta la atención de un transeúnte curioso que gusta de cosas sencillas y cuidado del detalle.
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De otro lado, otra muestra de tiendas llamativas que invitan a entrar son los pequeños comercios que dejan de lado el toque más clasicista para apostar por un exterior que aprovecha las bondades naturales de los edificios en los que están incrustados. Es el caso de los cascos viejos de ciudades o, por ejemplo, las ciudadelas ubicadas dentro de fortificaciones medievales en países del mediterráneo como España o Francia. En el país galo, un ejemplo lo encontramos en la pequeña localidad de Les Baux-de-Provence, en plena Costa Azul. En este pequeño pueblo sus comercios, representados por artesanos de la decoración, de los productos típicos o del arte como La Maison d’Artistes o la boutique Insolite, aprovechan la apariencia de otro tiempo, de otro siglo, que brinda la piedra en la que están enclavados y es ese encanto lo que provoca curiosidad al transeúnte o turista para que entre.
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Pequeñas o grandes ciudades, pueblos de interior o fortificaciones, fachadas modernas de ladrillo o enclavadas en roca de hace siglos, puertas elegantes o simples arcos, cualquier disposición en la que se ubique vuestro comercio es buena, solo tenéis que aprovechar sus cualidades y combinarlas con aquello que queréis transmitir, ya desde el exterior. Y, si le añadís un poco de intriga, habéis servido en bandeja aumentar la curiosidad del transeúnte. Sin duda, la clave final.
Qué agradable es encontrarse con tiendas como estas.. Oasis entre la masificación y uniformidad.. Y muestra de la variedad e ingenio de la mente humana... Así da gusto pasear..
Muchas Carola por tu comentario, estamos totalmente de acuerdo.