Caminamos por la calle disfrutando de bonitas calles, de auténticos centros neurálgicos de los lugares que habitamos y de edificios que encierran tanto como la Historia como las historias de todos los que entraron en ellos. Un claro ejemplo de esto son los comercios que conservan su antigua fachada.
Las farmacias y boticas de toda la vida albergan el espíritu de otro tiempo, el sabor de otra época ya desde su fachada. Encontramos muchas de ellas en toda Europa y en nuestro país, y Madrid es buena muestra. La Antigua Farmacia de la Reina Madre lleva dándole encanto al centro desde finales del siglo XVI. Reconstruida en 1913 y con su misma ubicación de la calle Mayor, su nombre es popularmente conocido porque surtía de remedios a la regente María Cristina. Ha visto pasar siglos, reyes y hasta guerras por su biblioteca y sus remedios. Es el contrapunto perfecto en una ciudad llena de contrastes y locales nuevos.
La calle León, en pleno Barrio de Las Letras, cobija a otra de esas joyas, de esos comercios de otra época que se conservan aún para nuestro deleite. La Farmacia León data del Siglo de Orocon reliquias en su interior en forma de cajas registradoras doradas, de las antiguas, o de botes y frascos que ya no se suelen ver. Pero su fachada también es una reliquia, en cerámica blanca con motivos azules, que conserva el espíritu de otro siglo en una calle que combina, a la perfección, el toque clásico de sus establecimientos con el matiz moderno de un barrio que se ha ido adaptando al paso del tiempo.
En Barcelona podemos encontrar más comercios que conservan su antigua fachada que les hace tan encantadores y que, normalmente, suelen ubicarse en los centros históricos y de importancia para el turista, al tiempo que, en su interior, conservan la quietud que les otorga su veteranía. Es el caso de la Casa Beethoven, un pequeño comercio del barrio del Raval puesto en pie desde 1880 para deleite de todo amante de la música que busque un trato personalizado y material especializado, por ejemplo, en forma de productos como libros o partituras. Con piano dentro, incluido. Su exterior es austero, de madera envejecida por tantos años de historia a sus espaldas, con un pequeño escaparate y una puerta que permite ver bien el interior alargado del local. Hay un contrapunto en la decoración austera de este comercio, un detalle que también evoca a otra época: las letras que ilustran la palabra “Música” tienen un efecto que asemeja a las bombillas del cabaret y a sus letreros.
The show must go on. Algo que también hace la peluquería que en otro tiempo fue también barbería típica parisina, Le Coiffeur de Loris Beaulieu. Este comercio conserva el toque parisien de otra época en su fachada, con el carácter excéntrico que le aporta el color amarillo, al tiempo que desde su cristalera se distingue una iluminación, en su interior, renovada.
El último ejemplo que os ponemos en este post sobre comercios que conservan su antigua apariencia es la mercería y lugar de telas Retrosaría Bijou. Este antiguo comercio abierto en 1923 conserva su estilo Art Nouveau tanto por dentro como por fuera. Estantes inspirados en este estilo artístico impregnados, a su vez, en las cajas con botones y material de costura de sus estanterías, pasamanerías, hilos y telas. El exterior es una extensión coqueta o un reclamo de lo que el cliente encontrará: un comercio que sigue en pie con el mundo de pequeños detalles que levantó, hace un siglo, Lopes Amorin en plena Rúa da Conceiçao 91 lisboeta.
Estilo, detalle y una pasión por perpetuar lo mágico de otra época son los ingredientes de una receta que sigue gustando al público, la de los comercios que conservan su antigua apariencia.
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5 comentarios
acopio por la restauración de lo que nos queda. JM
Es muy interesante este paseo por el recuerdo. Me ha hecho pensar en la ilusión con que se comenzaron estos negocios, supongo que serían los mismos sentimientos de los valientes emprendedores de hoy en día, que se aventuran a inagurar su pequeño comercio.
Sí la verdad JM, lo ideal es que se restauren todas aquellas fachadas que aún existen y que no desaparezcan.
Gracias por tus comentarios Angelines. Sí seguramente esos pequeños comercios en sus orígenes comenzaron repletos de ilusiones. 🙂
[…] en frente de este hotel, la mítica Farmacia León decoró esa parte de su fachada con flores de tejido a modo de cenefa. El escaparate que da a la […]
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acopio por la restauración de lo que nos queda. JM
Es muy interesante este paseo por el recuerdo. Me ha hecho pensar en la ilusión con que se comenzaron estos negocios, supongo que serían los mismos sentimientos de los valientes emprendedores de hoy en día, que se aventuran a inagurar su pequeño comercio.
Sí la verdad JM, lo ideal es que se restauren todas aquellas fachadas que aún existen y que no desaparezcan.
Gracias por tus comentarios Angelines. Sí seguramente esos pequeños comercios en sus orígenes comenzaron repletos de ilusiones. 🙂
[…] en frente de este hotel, la mítica Farmacia León decoró esa parte de su fachada con flores de tejido a modo de cenefa. El escaparate que da a la […]