Dicen que el amor se refleja en los pequeños detalles y nosotros compartimos esa opinión. Cada uno de ellos cuenta para el consumidor: el buen acabado del producto, la atención resolutiva o la manera en la que se cuida el envoltorio. Hoy hablamos de formas de envolver regalos.
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Familiarizados con conceptos como DIY, es frecuente que haya comercios que envuelvan sus productos utilizando un acabado artesanal en el envoltorio. El papel kraft otorga un estilo sencillo, nada pretencioso, al tiempo que protege el producto y permite la combinación de diferentes modos de ornamentación alrededor. Lazadas hechas de fieltro, de papel de seda, con un toque minimalista de lana o tejidas con agujas de punto que concentran toda la atención del consumidor.
Con aportes naturales como los petálos de alguna flor o su esencia que impregne un poco el paquete, el arte de envolver regalos supone el clímax de la experiencia de compra para el usuario, un mundo de fantasía que puede luego reutilizar con lo que la imagen del comercio se extiende. Ya os hablamos de la importancia de una coherencia estilística con la identidad de la marca para conseguir un packaging eficaz lo que no significa no poder innovar a la hora de envolver los regalos.
Esto supone explorar nuevas opciones de envoltorios como sugiere el blog La Fábrica de Secretos con mapas de carretera. Una opción original con gran carga conceptual si se busca destacar el origen del producto o a alguna de sus características. Precisamente, la tienda se asegura de que la experiencia de compra se extiende gracias a una buena técnica para envolver regalos como es la de auspiciar una historia con los elementos del envoltorio.
Muy útil, para ello, es utilizar recortes de prensa, con especial mención a la prensa de otro país lo que le confiere un toque de fantasía que será un plus añadido para el envoltorio, para el producto en su interior y para la firma que transmite con ese esmero su filosofía y una experiencia de compra sorprendente. En ésta la imaginación del consumidor juega un papel esencial para completar la historia.
Dentro del arte del Gift Wrapping, el de envolver regalos, la categoría de Eco-friendly o Green Gifting es cada vez más generalizada por su apuesta por materiales reciclables con un impacto mínimo en el ecosistema y en el presupuesto de los comerciantes que los utilizan. La tela entraría en esta categoría, bien a través de bolsas como las que comercializamos en Bolsalea o gracias al Furoshiki. Se trata de una técnica japonesa que utiliza pañuelos de buen tamaño para envolver regalos y transportarlos. Generalizada en los salones de té y de baño, a finales del S.XVIII, esta técnica se basa en los pliegues y los tipos de nudos que se le hacen a la tela con estampados diversos para envolver productos de manera segura y simbólica.
Así pues, envolver regalos para un comercio tiene que suponer la guinda en la experiencia de compra, si no produce una en sí misma. De manera más o menos manual e identificativa con la marca esta actividad busca dejar una huella en el consumidor con envoltorios reutilizables para su uso y disfrute. Potentísima herramienta de comunicación que hay que tener en cuenta.
[…] uso” cambia hasta convertirse en un objeto adorable. Porque en Bolsalea pensamos que envolver los regalos es un maravilloso […]